lunes, 8 de noviembre de 2010

Huye, no mires atrás.

Cuarto fogonazo, las piernas entraron de golpe por la puerta, como si alguien hubiese tirado del cuerpo con fuerza, hacia el interior del cuarto. La puerta de la habitación de Rodey se abrió de golpe, haciendo que el corazón me diese un vuelco. Instintivamente salté hacia la puerta que se acababa de abrir. Mi salto me dejó de frente a la habitación de Rodey. El cañón de un revolver 45 Long Colt me apuntaba a la cara, solo tuve tiempo de cerrar los ojos con fuerza y agacharme por puro reflejo. La adrenalina llenaba mis arterias, el disparo sonó encima de mi cabeza dejándome un pitido en los oídos.
-¡Joder! ¿¡Que coño pasa?!-Escuché vociferar a Rodey sobre mi cabeza.
-¡Soy yo tío! ¡Soy yo, joder! ¡Dejame entrar y cierra la puta puerta!- Mientras le gritaba esto, presa del pánico, le empujé aún agachado, y cerré la puerta tras de mí de un portazo. Casi caemos al suelo los dos, pero no nos dió mucho más tiempo a pensar. La puerta empezó a ser aporreada detrás de mi. Me incorporé y me di la vuelta, sin saber que hacer. Rodey me empujó a un lado, con fuerza, él también estaba nervioso y asustado, ¿que es lo que hace un hombre nervioso y con miedo, que va armado? Disparó al menos tres veces a la puerta, atravesando la madera como si fuese mantequilla. Se escuchó un quejido al otro lado, como humano. Mi mente iba a mil por hora. Cientos de pensamientos me cruzaron en ese momento: tal vez hubiese sido el propio Rodey quien disparó al cuerpo del que acababa de ver los pies, ¿y si se había vuelto loco, como esos psicópatas que empiezan de buenas a primeras a dispararles a todas las personas que les rodean? Lo miré a la cara.
-¿¡Estas mal de la cabeza!? ¿¡A quien coño le disparas?! ¡Has podido matar alguien, maldita sea!
-¡A esa tía joder! ¡¿No la has visto?! ¡me cago en todo!
-¡Espera, díme que has visto! ¡Explicame que ha pasado en este pasillo!-Le interrumpí
Rodey me miro unos segundos, bajó el arma que aún sostenía apuntando hacia la puerta. Se secó el sudor de la frente, en sus ojos se notaba la confusión, y me habló con la voz ronca
-Me despertaron unos ruidos fuera, en el pasillo, vi que la luz estaba encendida y me asomé. Fuera vi a dos hombres con el uniforme de paramédicos, venían a atender a una mujer que estaba enferma, no se de qué, en el cuarto justo que estaba enfrente del mio.-Mientras hablaba se sentó en la cama -Me asomé a la puerta, vi que había una mujer en pijama delante de mi puerta. Salí y hablé con ella. Me explicó que su novia, sí su novia, eran dos lesbianas de viaje. Estaba enferma desde que salieron de viaje. Al llegar aquí se había puesto peor y había vomitado sangre durante la noche. Por eso llamaron a emergencias, que tras examinarla y darle una medicación, unas pastillas, se marcharon, asegurando que se encontraría bien al día siguiente. Así que me volví a acostar, joder, y al rato escuché un grito tremendo, desgarrador- Se me puso la carne de gallina al recordarlo- Me cago en todo, me dejó helado joder, salí fuera otra vez y empecé llamar a la puerta de las lesbianas. Dentro escuché un lloriqueo, así que forcé la puta puerta de una patada, creí que podía hacerme el héroe, pero lo que vi fue asqueroso: la chavala del pasillo estaba en el suelo, tirada boca bajo llorando, mientras su novia la "enferma" tío, creeme, ¡se la estaba comiendo viva, tenia la columna al aire!- Un escalofrío recorrió mi propia espalda, mientras la imagen se me proyectaba directamente al cerebro. Rodey, como si fuese consciente justo en ese momento de lo que había visto, vomitó allí mismo. No pude más que mirarlo, incrédulo, sin poder hablar. Sin poder hacer nada. Acto seguido, como si estuviese a punto de desmayarse, Rodey dijo con un hilo de voz:
-Volví a mi cuarto. En la puerta estaba un hombre de unos cuarenta y pocos en batín azul oscuro. Parece que se había acercado como yo a mirar atraído por el ruido. Cuando salí corriendo escuche que me decía algo. No sé que dijo. Solo sé que me metí en mi cuarto, cerré dé un portazo y busqué desesperado mi revolver y.... al abrir... estabas tu ahí....- Al acabar se desplomó en el suelo, a un lado del charco, desmayado. La pistola cayó al suelo con un golpe seco.
    Su historia tenia sentido, en cuanto a lo que yo había escuchado y visto. La ambulancia que vi desde la ventana, cualquier otro disparo con un arma del calibre del revolver de Rodey hubiese resonado por todo el motel... descarté la idea de un Rodey como asesino psicótico de mi cabeza. Si era él, fingía exageradamente bien. En cuanto a la mujer caníbal... todos hemos visto alguna película zombie, claro que sí. Pero lo que Rodey decía... Yo me sentía como si también fuese a desmayarme de un momento a otro. No podía ser cierto, me negaba. Levanté como pude el cuerpo de Rodey del suelo y lo tumbé en la cama. Fuera, escuché otro disparo más, posiblemente en las escaleras, y más gritos. Intenté tranquilizarme lo máximo posible. Estaba decidido, tenia un plan sencillo: volver sobre mis pasos, con el revolver en el bolsillo, lo más rápidamente posible y tratando de no cruzarme con nadie. Regresaría a mi cuarto, aunque tendría que atravesar todo el motel, y recogería mis cosas de la habitación. Volver, llevarme a un Rodey recuperado de su cuarto, coger el coche y largarnos de ese jodido infierno, maldita sea. Lo que mi estado de nerviosismo no me permitió ver en ese instante, es que si hacíamos eso, seríamos los principales sospechosos de los asesinatos. Pero estaba demasiado asustado y solo pensaba en huir.
   Para mi desgracia, a mi no me habían regalado un arma al cumplir los veintiuno como a mi amigo, que si era un tirador aficionado. Así que lo poco que sabia sobre el manejo de armas eran las dos o tres veces en estos cuatro años que había disparado a unas latas con el revolver de Rodey y la pistola semiautomática de Gordon, otro compañero de la facultad. Pero se suponía que no iba a necesitar dispara ni una sola vez. Recogí las llaves del cuarto y el Long Colt.        
        Miré por uno de los agujeros de bala que tenía la puerta a la altura del pecho. Al otro lado la luz de emergéncia seguía parpadeando. No había nadie. Giré lentamente el pomo, con los dientes muy apretados. Cuando hube abierto la puerta, saque muy poco la cabeza. Miré durante unos segundos el pasillo con un ojo. Un reguero de sangre recorría la distancia entre la habitación de Rodey al cuarto de las "lesbianas", que tenía la puerta entreabierta. Otro reguero de sangre iba desde la puerta en la que estaba hasta la que accedía a las escaleras. Las idas y venidas a intervalos de la luz hacía que la estampa del pasillo, cubierto de sangre fuese terrorífica, y que mi imaginación retorcida viese en cada fogonazo, a una mujer en pijama comiéndose viva a su compañera. Aunque sabia que eso era completamente imposible, que aquello era la vida real y que esas cosas no pasaban. El peso del revolver en mi bolsillo trasero me dió confianza y salí al pasillo dispuesto a cruzarlo lo más rápidamente posible, sin atreverme a mirar siquiera al cuarto de enfrente. Lo que si miré fue la puerta de Rodey desde fuera, al cerrarla para este estuviese seguro. Observé que la puerta estaba impregnada de sangre: los tiros habían dado en la persona que estuviese detrás. Mi mutismo selectivo tenia muchas cosas malas, pero también un par de peculiaridades comunes a otros casos similares. Mi capacidad de concentración es un poco superior a la normal, así mismo percibo con más detalle lo que veo. A causa de esto me dí cuenta de varias cosas al mismo tiempo: la primera, en el suelo, vi una caja circular de píldoras, como si a alguien se le hubiese caído y hubiese llegado rodando allí. La recogí. Rodey había dicho que a la enferma le habían recetada y dado unas pastillas. En el pequeño frasco, del tamaño de la palma de mi mano, no había etiqueta. Solo un papel pegado con las palabras "Riders Corp."
   Esa fue la primera cosa de la que me di cuenta. La segunda y la tercera iban de la mano: ¿porque la luz estaba rota y solo funcionaba la auxiliar, si yo hacia unas horas que había estado en el pasillo buscando a Rodey para cenar y él no había dicho nada en su historia acerca de que a esta le hubiese pasado algo? y pero aún ¿como sobrevive alguien a tres disparos en el pecho?
      Miré temblando hacia el cuarto con la puerta entreabierta, la que estaba frente a la de Rodey. La luz dentro estaba apagada. Empujé la puerta con el pie y esta se abrió lentamente.
                 [Continuará]

3 comentarios:

  1. Muy guapa, la verdad es que viendo este tipo de historias me entran ganas de escribir también xDDD

    Sigue así :D que me ha dejado con la intriga.

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  2. comparto el comentario con cooper

    me deja muy intrigado *_*

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  3. Es muy bien, pero vigila los tiempos verbales así cómo las personas. Una frase la has puesto en primera persona presente y la mayoría del texto lo estructuras en primera pasado.

    Por lo demás, sabes que genial. Sigue así!

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